La inversión educativa en México refleja tanto los avances en cobertura como los desafíos en la calidad y equidad que aún persisten dentro del sistema nacional.
En septiembre de 2025, la Secretaría de Educación Pública confirmó que el país asigna 4.6 por ciento del Producto Interno Bruto a la educación. Este nivel de gasto lo coloca por debajo de la recomendación internacional de la UNESCO, que sugiere al menos el 6 por ciento.
Además, especialistas advierten que el monto, aunque significativo, enfrenta una distribución desigual entre niveles educativos y regiones. Por otro lado, la mayor parte de los recursos se destinan al pago de nómina, mientras que infraestructura, innovación y capacitación docente reciben proporciones menores.
Asimismo, la inversión educativa impacta directamente en la movilidad social. Cuando los recursos no alcanzan para garantizar calidad y permanencia, los estudiantes en contextos vulnerables son los más afectados.
Educación en México como motor de futuro
La educación en México sigue siendo clave para cerrar brechas de desigualdad. También se considera la vía más efectiva para fortalecer la competitividad y el crecimiento económico.
En consecuencia, organismos internacionales recomiendan rediseñar el gasto público para asegurar más inversión en formación docente, programas de inclusión y tecnología en las aulas. Del mismo modo, se insiste en que el aprendizaje debe responder a las demandas del siglo XXI.
Al cierre de agosto de 2025, datos oficiales reportaron más de 33 millones de estudiantes en los distintos niveles del sistema educativo mexicano, lo que refleja la magnitud del reto presupuestal para garantizar acceso y calidad.
