La educación no solo moldea competencias técnicas, también despierta sensibilidad, creatividad y colaboración. En Escocia, un comentario desafortunado sobre las clases de música encendió un debate nacional sobre qué tipo de aprendizaje impulsa mejor el futuro de los estudiantes. Linda McAulay-Griffiths, directora de Educación del Consejo de East Ayrshire, se disculpó públicamente tras sugerir que no veía “el punto de un niño golpeando un glockenspiel” durante una reunión transmitida en línea.
La funcionaria explicó que su intención era resaltar la relevancia de la formación técnica y los oficios, pero reconoció que su frase fue malinterpretada. Su disculpa llegó después de que músicos y educadores respondieran con firmeza, defendiendo el papel de la música en el desarrollo integral del alumnado.
Educación y música: equilibrio necesario para el futuro
Artistas como la percusionista Evelyn Glennie calificaron las declaraciones de “una profunda incomprensión de lo que la educación significa”, recordando que la música enseña disciplina, confianza y trabajo en equipo. Del mismo modo, Calum Huggan, de la fundación Benedetti, subrayó que la educación artística “no es un lujo, sino una vía hacia el crecimiento personal y profesional”.
Este debate no solo toca a Escocia. La tensión entre priorizar la educación técnica o artística recorre sistemas educativos de todo el mundo. Mientras las escuelas buscan conectar mejor con las demandas del mercado laboral, la formación humanista sigue siendo clave para la innovación y la empatía en las sociedades del siglo XXI.
En respuesta a las críticas, McAulay-Griffiths reafirmó su compromiso con la música escolar y recordó que East Ayrshire acoge anualmente el Campeonato Escocés de Bandas de Gaitas Escolares. La construcción del nuevo campus comunitario Doon Valley, que integrará espacios educativos y deportivos, comenzará antes de fin de año, con el objetivo de fortalecer la conexión entre educación y comunidad.
