La lectura sigue siendo una de las herramientas más poderosas en la formación de niñas, niños y adolescentes en México. Pero más allá de su papel instrumental en el desarrollo de habilidades lingüísticas, hoy comienza a reconocerse su potencial como camino hacia la empatía. Esta visión transforma el sentido de leer en la escuela: no solo se trata de comprender textos, sino de comprender a las personas.
Al leer desde la empatía, estudiantes y docentes encuentran en la literatura un espacio seguro para abordar emociones, conflictos y realidades ajenas a las propias. Esta práctica fortalece el tejido social dentro del aula y propicia un aprendizaje más profundo y significativo. En estados con altos niveles de diversidad cultural y desigualdad, como Chiapas o Veracruz, esta estrategia está dando frutos visibles.
Lectura empática y formación integral en las aulas mexicanas
Docentes de educación básica han comenzado a diseñar actividades que promueven la lectura empática como parte de sus estrategias regulares. Ya no basta con analizar la estructura de un texto o identificar sus personajes: ahora se explora cómo se sienten, por qué actúan como lo hacen y qué aprendizajes pueden generar en quienes los leen.
Además, el uso de textos narrativos cercanos a las experiencias del estudiantado permite que los grupos se sientan reflejados, respetados y escuchados. Esta identificación emocional refuerza la autoestima, el respeto mutuo y la construcción de comunidades escolares más inclusivas.
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