Con la pandemia y la nueva normalidad de educación a distancia, el servicio de energía eléctrica y una simple televisión se han vuelto tan indispensables como un plato de comida. Es por ello que los estudiantes en zonas marginadas están en mayor riesgo de deserción escolar.
El pasado 24 de agosto, la SEP activó el programa Aprende en Casa II, con el que se inició el ciclo escolar 2020-2021. Con este programa, que cuesta al gobierno 450 millones de pesos, varias televisoras de espectro abierto transmiten clases para alumnos y alumnas de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato, que también se difunden por Internet y radio.
El propio secretario Moctezuma Barragán informó el 22 de junio que, en el ciclo escolar 2018-2019, la tasa de abandono escolar promedio fue del 4.4 por ciento en secundaria y 13 por ciento en educación media.
El factor común y recurrente en estas cifras fue que los estudios “dejan de ser prioridad” para los menores “debido a factores externos y a la necesidad de cumplir con otro tipo de compromisos, fundamentalmente económicos”.
Con respecto a este problema, Raquel Álvarez, abogada de la organización civil Renace San Luis, denunció que cuestiones tan básicas como la falta de acceso a una televisión o al tendido eléctrico, imposibilitan que miles de niños accedan a la educación.
Hemos visitado múltiples lugares de la huasteca potosina, y muchas colonias de la ciudad, como la denominada Terremotito, y lo que hemos documentado es que hay muchos niños y niñas que no tienen acceso a plataformas digitales ni a una computadora ni a una televisión, porque no tienen acceso a cosas tan elementales como la energía eléctrica. Es decir, son niños para los que no existe el programa Aprende en Casa.
La activista reveló que, mediante la interposición de un amparo que se encuentra en revisión, se busca beneficiar a Laura y a su hijo, pero también a todos los menores de la colonia Terremotito, San Luis Potosí, que se encuentran en la misma situación y reducir así la deserción escolar.