El analfabetismo en Sinaloa sigue representando una barrera profunda para el desarrollo social y económico del estado. A pesar de múltiples programas federales y estatales, la brecha educativa persiste, especialmente en comunidades rurales e indígenas. Actualmente, más de 100 mil personas mayores de 15 años no saben leer ni escribir en la entidad, una cifra alarmante que refleja desigualdades históricas no resueltas.
Avances lentos, pero con dirección clara
Aunque la cobertura escolar en niveles básicos ha mejorado, el rezago educativo no cede al ritmo esperado. Datos recientes de la Secretaría de Educación Pública de Sinaloa revelan que Ahome, Culiacán y Mazatlán concentran la mayor cantidad de personas analfabetas. Las causas son múltiples: pobreza, marginación geográfica y falta de seguimiento escolar en contextos vulnerables.
El Instituto Sinaloense para la Educación de los Adultos (ISEA) mantiene esfuerzos constantes, con estrategias comunitarias y alfabetización casa por casa. Sin embargo, la solución exige una participación interinstitucional más robusta, que incluya acceso digital, acompañamiento pedagógico y formación de promotores educativos.
La alfabetización no es solo una meta numérica, sino una herramienta de transformación cultural. Las organizaciones civiles, junto con el sector educativo, tienen la oportunidad de encabezar un cambio integral. La alfabetización empodera, mejora la salud pública, fortalece la participación ciudadana y abre oportunidades laborales sostenibles.
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