Escritorio escolar vacío con mochila roja en el aula, símbolo de la crisis educativa en América Latina causada por recortes de fondos y falta de inversión.
Crisis educativa en América Latina se agrava por recortes de fondos

Crisis educativa en América Latina se agrava por recortes de fondos

En América Latina y el Caribe, 86 millones de niñas, niños y adolescentes permanecen fuera del sistema escolar y cerca del 80 por ciento de quienes asisten no logra comprender un texto básico.

Estos indicadores, difundidos por organismos internacionales, reflejan la magnitud de una crisis que se intensifica con la reducción del financiamiento destinado al sector educativo.

Financiamiento en retroceso

La educación recibe apenas tres por ciento de los fondos humanitarios globales, una proporción mínima frente a otras áreas de asistencia. Esta carencia limita su capacidad para garantizar protección, nutrición y apoyo emocional a la infancia.

Donantes y agencias multilaterales han reducido de manera sostenida sus aportaciones, debilitando programas clave y generando un impacto directo en las oportunidades de aprendizaje.

Propuestas regionales

Frente a este escenario, UNICEF, Save the Children e INEE, integrados en la coalición GRE-LAC, proponen acciones inmediatas: incluir la educación desde el inicio en cualquier respuesta humanitaria, incrementar la inversión sostenida, reconocer su efecto en diversos sectores y respaldar a comunidades locales.

A la par, la UNESCO junto a CEPAL, BID y CAF plantea cinco ejes centrales: ampliar el espacio fiscal, establecer estándares mínimos de gasto por estudiante, optimizar el presupuesto, coordinar recursos entre sectores y fomentar alianzas público-privadas.

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Impacto de la cooperación internacional

La crisis se profundiza con el retiro de apoyos externos. Estados Unidos, a través de USAID, aportaba más del 20 por ciento de la cooperación educativa hacia la región y canceló gran parte de esos programas.

Francia, Reino Unido y Alemania siguieron la misma línea, lo que abre un vacío financiero que compromete el futuro de millones de estudiantes.

Actualmente, uno de cada cinco jóvenes latinoamericanos no estudia ni trabaja, un dato que evidencia la urgencia de garantizar inversión sostenida en educación.

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