Pablo González Casanova y del Valle, quien falleció ayer, pasó la mayor parte de sus más de ciento un años de vida vinculado íntimamente a la UNAM, como alumno, docente, investigador, mentor, crítico y rector de esta casa de estudios en un periodo sociocultural especialmente complejo, y durante ello le permitió forjar un valioso legado en favor de la democracia, las causas sociales y el estudio de la universidad.
En poco más de un siglo de vida prolífica, González Casanova conoció las más diversas posibilidades que ofrece la Universidad Nacional para vincularse y servir a la sociedad desde los espacios de la academia, la investigación y el estudio a fondo de las condiciones sociales de México.
Contribuyó de manera determinante al fortalecimiento de la enseñanza en los niveles medio superior y superior, con la creación del Colegio de Ciencias y Humanidades y la fundación del Sistema de Universidad Abierta.
La Universidad Nacional de México fue fundada en 1910, apenas doce años antes del nacimiento del sociólogo insigne, el 11 de febrero de 1922, en Toluca, Estado de México, por lo que llevaron secuencias paralelas.
Esta institución fraguó su autonomía en 1929, cuando González Casanova tenía siete años de edad y además de cursar la educación básica, aprendía inglés, francés y practicaba esgrima. Sus padres fueron Concepción del Valle Romo, y el lingüista y filólogo Pablo González Casanova.
Sus inicios en la educación superior se desarrollaron en el Centro Histórico de la Ciudad de México: primero, en el antiguo Barrio Universitario, en la Escuela de Jurisprudencia, donde cursó la carrera de Derecho. Más tarde, González Casanova atestiguaría la edificación física e intangible de la Ciudad Universitaria.