La inflación sería una de las principales problemáticas para este año, cuyo efecto negativo impacta el poder de compra y el consumo, expresaron especialistas del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
El problema de la economía mexicana por el cual las perspectivas de crecimiento no serán optimistas, en el corto y mediano plazos, es que carece de motores de desarrollo que incidan en mayor inversión.
La estrategia de crecimiento no debe estar basada en la inversión extranjera directa, o en pensar que habrá procesos de relocalización productiva.
El modelo económico en función -de ser competitivos en el sector externo y una potencia exportadora-, en realidad ha producido una tasa de lento crecimiento en las últimas décadas, así como aumento de la precarización laboral, expuso César Armando Salazar López.
Moritz Alberto Cruz Blanco añadió: problemas internacionales -como la potencial extensión y ampliación del conflicto armado en Europa- generan más incertidumbre, lo cual incide en la producción y tasa de inflación.
Ralentización
Al retomar el uso de la palabra, Salazar López recordó que, de acuerdo con los pronósticos, la economía mexicana cerraría 2022 por debajo del tres por ciento de crecimiento, “más alto de lo previsto a mitad del año. Sin embargo, para 2023 se estima un crecimiento por debajo de uno por ciento”.
La ralentización para este año se explica por factores externos, como una política monetaria restrictiva en el mundo, y en particular en EUA donde se estima que podría haber desaceleración del crecimiento, incluso una pequeña recesión, lo cual afectaría a nuestra economía. A ello se suman otros factores de incertidumbre global –como conflictos armados–, que se mostrarían en menor crecimiento en el planeta.
Fuente: UNAM