México 2 enero.- Juan Carlos Gómez Palacios y Daniel Hernández Rosete, investigador del Cinvestav, respectivamente, emprendieron un estudio etnográfico mediante entrevistas sobre “El acoso sexual en la educación superior. Notas antropológicas sobre su resistencia estudiantil”.
Dicha investigación fue publicadA en Sinéctica, revista electrónica de educación.
La encuesta nacional sobre la dinámica de las relaciones en los hogares 2021 realizada por el INEGI estableció que en el país 70 por ciento de las mujeres de 15 años y más han experimentado, al menos, una situación de acoso a lo largo de la vida, donde la segunda con mayor prevalencia fue la sexual.
Con el objetivo de analizar ese fenómeno en el ámbito universitario, la investigación encontró que las denuncias dentro de las instituciones universitarias ante la violencia sexual sí cuentan con protocolos de atención. El problema es la arbitrariedad que en ocasiones frena las denuncias y provoca su intrascendencia.
En términos de organización de las estudiantes, indicó, las denuncias sí tienen un fuerte impacto, porque las mujeres se acompañan y visibilizan los nombres de los acosadores e identifican con quién establecer contacto.
Protocolos de atención
La investigación propone definir los protocolos de atención a las víctimas mediante la difusión de los mismos, porque comúnmente la comunidad estudiantil los desconoce. Por lo tanto, se debe saber cuáles son los pasos a seguir al presentar una denuncia y garantizar una atención a nivel institucional de manera óptima, con seguimiento en todos los niveles de autoridad, desde la rectoría hacia abajo.
Se observaron diversas formas de violencia contra las mujeres, algunas con situaciones explícitas, como invitar a las estudiantes a salir u ofrecer apoyo para conseguir empleo a cambio de favores sexuales. Es una agresión de dominación y subordinación, explicó Gómez Palacios.
También se observó que la resistencia de las mujeres se presenta de manera individual, manteniendo un “perfil bajo”. Es decir, buscan pasar desapercibidas y dejan de participar en clase, reduciendo su potencial académico para no hacerse notar.