Durante la pandemia ha incrementado la desigualdad en la educación, pues un porcentaje importante de jóvenes no podrán continuar con sus estudios porque no tiene acceso a equipos de cómputo o a las tecnologías de la información.
La desigualdad es mayor en países de bajos ingresos. Mientras que 65% de los jóvenes pueden asistir a clases por videoconferencia en los países de altos ingresos; el porcentaje en países de bajos ingresos se reduce a 18%.
En América Latina es importante la falta de conectividad y disponibilidad de tecnologías de la información. Los países latinoamericanos enfrentan el impacto económico de la contingencia sanitaria.
Cabe mencionar que el número de personas en pobreza ha tenido un aumento en Brasil, Bolivia y Ecuador, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Es por esto que la desigualdad en educación ha aumentado. Esto también conlleva efectos en otras áreas, como la laboral y económica. Pues la capacidad productiva de toda una generación se ve afectada. Como indican investigaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La OIT publicó un informe titulado “Los jóvenes y la pandemia del COVID-19: efectos en los empleos, la educación, los derechos y el bienestar mental”. En este informe el organismo resalta que desde el comienzo de crisis por el coronavirus, más de 70%de los jóvenes que estudian o compaginan sus estudios con trabajo se han visto afectados por el cierre de escuelas, universidades y otros centros de formación.
Además, la mitad de esos jóvenes considera podrán terminar sus estudios después de lo planeado, y 9% afirma que podría abandonar la escuela definitivamente.
La OIT pronostica que la crisis por el Covid-19 creará más obstáculos para los jóvenes en el mercado de trabajo. Debido a que espera que la falta de puestos vacantes implica mayor tiempo de espera para ingresar a un trabajo.