En las escuelas de España, la educación infantil está viviendo una transformación silenciosa pero profunda. Cada vez más, se reconoce que enseñar a los más pequeños no se trata solo de transmitir conocimientos, sino de entender su mirada del mundo, sus ritmos y su manera de relacionarse. Esta nueva mirada pedagógica invita a pensar el aula como un entorno de exploración, donde el adulto no dirige, sino acompaña.
Montserrat Pedreira, pedagoga especializada en la infancia, lo explica con claridad: los niños necesitan ser observados con respeto. Esta observación atenta y sin juicio permite conocer mejor sus intereses y motivaciones, y así construir propuestas de aprendizaje significativas.
Lejos de la antigua idea de que “antes se educaba mejor”, Pedreira defiende que hoy se educa con más conciencia, más formación y más evidencias sobre cómo aprenden los niños.
Educación infantil desde la curiosidad y la escucha
La educación infantil, en esta nueva perspectiva, no gira en torno a preparar a los niños para la primaria. Se trata más bien de permitirles descubrir, experimentar y expresarse libremente. El aula se convierte en un espacio que responde a sus necesidades y no al revés. Las rutinas, los materiales y el rol del adulto se adaptan al niño, no al sistema.
Además, la pedagogía de la escucha y la documentación pedagógica están ganando terreno. Documentar lo que hacen los niños no solo sirve para evaluar, sino para visibilizar su pensamiento. Este enfoque no es improvisado: implica una formación docente sólida y una toma de decisiones muy reflexionada.
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