El regreso a clases en España revela una realidad alarmante: cada vez más niños se quedan fuera del aula por no poder pagar material escolar básico. Esta exclusión educativa, provocada por la creciente inflación y el aumento del costo de vida, afecta de forma directa a miles de familias vulnerables. España enfrenta el índice más alto de pobreza infantil en Europa, según cifras recientes de Eurostat.
Una mochila completa, con libros, cuadernos, estuche y equipamiento deportivo, puede superar los 400 euros por alumno en primaria. Ante esta carga económica, muchas familias deben elegir entre alimentación o escolarización plena.
Pobreza infantil y desigualdad educativa
La pobreza infantil no solo priva a los niños de recursos materiales, sino también de las condiciones necesarias para desarrollarse académicamente. Falta de conectividad, entornos familiares tensos y poca oferta de apoyo escolar acentúan la brecha educativa. El problema no radica únicamente en los precios, sino en la falta de medidas estructurales sostenidas que garanticen el derecho a la educación sin importar el contexto socioeconómico.
Del mismo modo, las ayudas públicas siguen siendo insuficientes o inaccesibles para muchas familias. En algunas comunidades autónomas, las becas de material escolar cubren solo a una minoría, y su tramitación resulta compleja. Frente a esta situación, diversas organizaciones sociales intensifican campañas solidarias para recolectar útiles escolares, demostrando que la sociedad civil responde cuando las instituciones fallan.
El riesgo de abandono escolar temprano en España alcanza el 13,6%, uno de los más altos de la Unión Europea.
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