La calidad del aprendizaje en México está íntimamente ligada a la salud visual de niñas, niños y adolescentes. Cuando un estudiante no logra ver con nitidez la pizarra o las letras de un libro, no solo pierde información; su confianza y desempeño académico también se ven comprometidos. En este contexto, la atención visual en edad escolar es una deuda urgente que empieza a ser atendida.
La iniciativa “Ver Bien para Aprender Mejor”, respaldada por la Secretaría de Educación Pública y operativa desde hace años, ha redoblado esfuerzos en 2025 para ampliar su cobertura en comunidades con rezago educativo. Gracias a ella, estudiantes de escuelas públicas de nivel básico reciben de forma gratuita exámenes optométricos y anteojos adaptados a sus necesidades. Este modelo de intervención no solo corrige un problema físico, sino que favorece la permanencia escolar y la participación activa en clase.
Educación y salud visual: un vínculo inseparable
Al identificar que entre el 11 % y el 15 % de la población escolar mexicana presenta errores refractivos no corregidos, los expertos han subrayado que la salud visual debe integrarse en la política educativa como una prioridad estructural. Además, la capacitación docente para detectar señales tempranas de dificultades visuales es clave para activar rutas de atención eficaces.
En el ciclo escolar 2024-2025, más de 160 mil estudiantes han sido beneficiados con lentes gratuitos en zonas rurales y urbanas marginadas. Este número representa un avance concreto hacia una educación más equitativa y saludable.
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