Ciudad de México 5 de octubre.- Aceite de palma es fuente de energía.
En los países en desarrollo como México, la leña es una de las fuentes tradicionales de energía más usadas para cocinar y calentar agua o habitaciones por su bajo costo y fácil acceso.
Pero la recolección y quema de esta biomasa afecta los ecosistemas y la salud respiratoria.
Por ello, un equipo de científicos propone procesar y aprovechar en forma de pellets otro tipo de biomasa constituida por los residuos sólidos derivados de la producción industrial de aceite de palma.
Esta alternativa puede reducir hasta en 88 y 71 por ciento, respectivamente, las emisiones de partículas suspendidas y de hidrocarburos policíclicos aromáticos en comparación con la combustión de leña.
Además, ayuda al cuidado ambiental al evitar la deforestación.
Los residuos de palma, al ser considerados como desechos, generalmente son quemados al aire libre o se acumulan en el agua o los suelos.
El grupo de expertos, asesorado por el investigador José Antonio Azamar Barrios, del Departamento de Física Aplicada del Cinvestav Unidad Mérida, valora el potencial bioenergético de estos residuos.
Están formados por la cascarilla, la fibra y los racimos sin fruto de la palma.
Los estudios se publicaron en la revista Biomass and Bioenergy.
Aceite de palma es fuente de energía
“Vimos una gran oportunidad para aprovechar los residuos para obtener un biocombustible sólido”, explica Liliana Pampillón González, integrante del equipo y graduada del Cinvestav.
El cultivo de palma en México pasó de 3 mil hectáreas cultivadas en 1995 a 96 mil 657 en 2017, según datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
Este aumento es paralelo a la expansión de la agroindustria del aceite y otros derivados para fines cosméticos, con 17 plantas de extracción operando en el país.
La mayoría se concentra en los estados del sureste.
Los científicos aplicaron un modelo que toma en cuenta diversas variables como el volumen de desechos y su composición.
Lo anterior, para calcular cuánta de esta biomasa sí es aprovechable.
Una vez ubicadas las regiones donde se generan mayor volumen de residuos, los científicos recolectaron muestras.
Luego, les aplicaron diversas herramientas de análisis para conocer su composición y calcular su potencial bioenergético.
Luego evaluaron qué tecnologías y procesos serían más apropiados para transformarlos en un recurso utilizable.
Ello, considerando criterios de sustentabilidad económica, social, técnica y ambiental.