Es un hecho que las políticas públicas en torno al agua buscan frenar su escasez, pero las pequeñas acciones individuales como tomar baños cortos, reparar fugas o cerrar la llave mientras nos lavamos los dientes contribuyen a mermar este desafío, dijo Judith Domínguez Serrano, profesora-investigadora adscrita al Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales (CEDUA) de El Colegio de México.
La especialista refirió que, frente a un escenario de falta del agua en la metrópoli es necesario contar con políticas públicas ordenadas, planificadas y que partan de una mirada profunda para tener información actualizada, entender el contexto específico de las ciudades y la realidad de las problemáticas que las aquejan.
Las estrategias deben involucrar a todos los sectores: gobierno, sociedad civil y empresas privadas, con el objetivo de proponer acciones estratégicas que incorporen las necesidades de la población mediante distintas formas de participación social.
La experta en temas ambientales explicó que, aunque en México se han priorizado distintos temas según el sexenio, es necesario que se desarrolle un gran plan maestro y trabajos coordinados con las diferentes entidades federativas que componen el territorio.
Otro aspecto a considerar es el seguimiento y evaluación de estos planes, algo sumamente importante frente a la necesidad de corregir posibles errores en los procesos de diagnóstico, planificación y ejecución de tareas para garantizar el derecho humano al agua, la mejora en su distribución y abastecimiento, así como la promoción de su gestión integral, refirió.
Existen avances significativos en la creación de políticas, entre ellos, la reciente creación de la Secretaría de Gestión Integral del Agua (Segiagua), una dependencia de la administración pública encargada de gestionar el recurso hídrico de la capital, la cual contribuirá para agilizar cuestiones jurídicas y administrativas, apuntó.