Ciudad de México 23 de agosto._ La UNAM promueve el juego de pelota.
La influencia de las civilizaciones mesoamericanas permanece a través del deporte y los juegos de destreza mental y física.
Así lo explicaron distintos expertos durante cinco conversatorios que conformaron el ciclo Ritual, Juego y Deporte: una Aproximación desde las Ciencias del Deporte a la Caída de Tenochtitlan.
Algunas actividades tradicionales en los habitantes de Mesoamérica han perdurado en la práctica deportiva, ya que desde aquella época permanecen elementos como reglas, jueces y espectadores.
La variante es que, antes de la llegada de los españoles, las poblaciones mesoamericanas concebían en su dimensión ritual a esas actividades.
Ello, porque tenían un significado religioso, de transmisión de saberes y de cohesión con base en su aspecto lúdico.
JUEGO ANCESTRAL
En la transición de la época mesoamericana a la etapa posterior a la Colonia, luego de la conquista española capitalizada hace 500 años.
Sin embargo, esos elementos (reglas, jueces y espectadores) han evolucionado, pero la acepción general se ha mantenido.
“Había significaciones para todos los que participaban”, aseveró Erick de Gortari Krauss, académico del Colegio de Ciencias y Humanidades plantel sur, en una de sus intervenciones.
“Por ejemplo, la carrera de los rarámuris (Chihuahua), la danza del venado en los pueblos yaquis, los voladores de Papantla (Veracruz), algunas danzas.
Y por supuesto los juegos de pelota purépecha (Michoacán), mixteca en Oaxaca.
Y tipo ulama, cuyos orígenes se sitúan en la actual Sinaloa y que actualmente se juegan en tres modalidades: bastón, brazo y cadera.
Por ello la UNAM promueve el juego de pelota.