Ciudad de México 23 octubre.- La investigación premiada con el Nobel de Medicina promueve estudios en el Cinvestav.
El próximo 10 de diciembre mediante una ceremonia en formato mixto, serán entregados los galardones a los ganadores del Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2021.
Ellos son David Julius, del Departamento de Fisiología de la Universidad de California, San Francisco (UCSF), y Ardem Patapoutian, investigador del Instituto de Investigación Scripps, ambos en Estados Unidos, por su descubrimiento de los receptores para la temperatura y el tacto.
Al respecto, Janet Murbartián Aguilar, investigadora del Cinvestav, quien ha trabajado en torno al dolor, mencionó que la idea detrás de esta investigación surgió de la búsqueda por encontrar a los receptores responsables de detectar la temperatura. Así como los estímulos mecánicos que al activarse permiten traducirse en impulsos eléctricos en el sistema nervioso.
Los galardonados identificaron las entidades moleculares faltantes con el fin de comprender la interacción entre los individuos y el medio ambiente. Estas revelaciones permiten a los organismos tener la sensación del tacto. Y, además, en el caso de temperaturas extremas frías o calientes, percibirlas como estímulos nocivos que generan una respuesta dolorosa, señaló la investigadora del Departamento de Farmacobiología del Cinvestav.
Descubrimientos
David Julius centró su trabajo en encontrar al receptor responsable de detectar a la capsaicina, el componente causante de la sensación picante de los chiles. El gen asociado con la sensibilidad a la capsaicina codifica para el canal iónico TRPV1, un miembro de los conocidos como canales TRP (receptores de potencial transitorios), responsable de detectar el calor intenso y se activa a temperaturas que se perciben como dolorosas.
De hecho, a partir de esos descubrimientos, en el Departamento al que pertenece Janet Murbartián, descifraron la participación del canal TRPV1 en el dolor inflamatorio crónico y ahora buscan localizar los componentes moleculares que participen en la inducción de dolor cuando hay privación de sueño.
“Se sabe que cuando las personas sufren de dolor crónico tienen serios problemas para conciliar el sueño y, al suceder esto, se manifiesta una mayor hipersensibilidad a la sensación dolorosa con una relación de tipo bidireccional y reciproca”, explicó la investigadora.