El patrimonio cultural inmaterial (PCI) se ha vuelto, sobre todo en tiempos de crisis exacerbada y desigualdad creciente, uno de los ámbitos con los que la gente cuenta para tener un ingreso, afirmó la investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, Cristina Amescua Chávez.
Ese concepto, precisó la también directora de la Cátedra UNESCO de investigación sobre PCI y diversidad cultural con sede en esa entidad universitaria, hace referencia a todo aquello importante para la identidad y sentido de pertenencia de las personas, como un elemento cohesionador o para dar cuenta de la trascendencia de un grupo social en la historia.
“El patrimonio vivo o inmaterial es esa porción de la cultura que nos hace identificarnos entre nosotros, que construimos día a día de forma colectiva, que nos heredaron las generaciones pasadas y nosotros legaremos a las futuras”, añadió en entrevista.
Y es que la cultura tiene una aportación importante a la economía. De acuerdo con la Cuenta Satélite de la Cultura en México (CSCM, 2022) del INEGI, tan sólo en ese año el sector contribuyó con 815 mil 902 millones de pesos al producto interno bruto (PIB) nacional; es decir, 2.9 por ciento del total.
Además, en ese lapso las actividades relacionadas con ese ámbito generaron un millón 494 mil 745 puestos de trabajo; o sea, 3.6 por ciento del total nacional.