Ciudad de México 3 noviembre._ El mexicano Andrew Almazán tiene 27 años y nueve títulos universitarios. Entre ellos, uno en psicología en Harvard y otro en administración de empresas en Yale.
Almazán podría haberse ido a cualquier universidad o empresa en el mundo, pero decidió regresar a México, donde es actualmente director del departamento de Psicología del Centro de Atención al Talento (CEDAT).
Esta ONG trabaja con niños sobredotados como él, «para que puedan desarrollar sus habilidades en México y se queden en el país», explica. «Porque, con cada niño que se va, el país pierde inteligencia. No solamente se va ese joven, se va él y su pool genético. La inteligencia no es un recurso fácilmente renovable», advierte.
Para un país emergente como México, la fuga de cerebros es una pérdida dramática. Según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México es el país latinoamericano más afectado por ese fenómeno y el séptimo a nivel mundial. Entre 2015 y 2017, según la OCDE, se fueron 866 mil mexicanos altamente calificados.
Talento mexicano
Hoy, la cifra ronda los 1,2 millones de talentos mexicanos que se han marchado al exterior, según Tonatiuh Anzures, Investigador Asociado Honorario del University College London (UCL), en el Reino Unido. El primer destino de los mexicanos es Estados Unidos, seguido de España y Reino Unido. Pero también China recluta cada vez más activamente a científicos de alto nivel, comenta Anzures.
Esta fuga de cerebros puede seguir aumentando drásticamente. De los 300 alumnos del CEDAT, durante el año pasado, la mitad manifestó su interés en irse del país. Así que la tendencia al alza es clara, pues «normalmente, son entre un 15 y un 20 por ciento», compara Almazán.
Las razones son diversas y, según los expertos, tienen que ver con la pandemia, la inseguridad o la frustración de no recibir el apoyo adecuado: «Hay, ahora, una sensación pesimista en la sociedad, un discurso de que en México se están cerrando oportunidades», comenta Almazán.
Fuente: BBC