Los adolescentes desarrollan ciberadicciones. De acuerdo con Hugo Sánchez Castillo, académico de la Facultad de Psicología, una adicción es una conducta compulsiva con una pérdida del control de la tasa limitante que busca lo que produce placer.
“En este sentido, las hay a sustancias químicas, como el alcohol, la cocaína, la heroína y las anfetaminas, pero también a ciertas actividades como el juego, el sexo, el trabajo y las redes sociales, entre otras”, añade.
¿Cómo se sabe si un individuo está en riesgo de desarrollar una adicción? Al respecto, el académico responde: “No es uno, sino son varios los signos que permiten establecer esto. Si alguien interrumpe sus actividades cotidianas para dedicarse exclusivamente a la que le proporciona placer. Si no es capaz de alejar ésta de su mente; si muestra desapego hacia otras actividades que antes realizaba, como practicar algún deporte, ir al cine o leer un libro; si no duerme bien y experimenta una irritabilidad persistente; si baja su rendimiento escolar o laboral, y si comienza a justificar su comportamiento y a tener problemas de interacción social por culpa de éste, puede decirse que está cerca de volverse un adicto.”
Regulación, necesaria
Por lo que se refiere específicamente a la adicción a las redes sociales, la población en riesgo es la que está integrada, sobre todo, por individuos de 12 a 18 años, es decir, por adolescentes.
“Debido a que su cerebro aún no ha alcanzado la plena madurez, los adolescentes tienen problemas de impulsividad; además, no pueden prever a largo plazo las consecuencias de sus acciones. Esto genera las condiciones idóneas para que corran peligro frente a las adicciones. De ahí que, al principio, con la finalidad de engancharlos, los narcomenudistas les ofrezcan gratis muchas drogas de abuso. En cuanto a las redes sociales, como resultan muy importantes para los adolescentes, éstos también pueden engancharse fácilmente a ellas en una conducta compulsiva.”