La Universidad Nacional Autónoma de México ha tejido una red educativa que supera los límites de su sede central. Con presencia en casi todos los estados del país, sus campus y sedes académicas forman un entramado estratégico que conecta la educación superior con regiones diversas de México.
En esta expansión, cada sede responde a contextos locales con programas académicos diseñados para responder a necesidades específicas. En Juriquilla, Querétaro, por ejemplo, la investigación científica se fortalece con institutos dedicados a la neurobiología, geofísica y ciencias del mar.
Por su parte, Morelia alberga espacios como el Instituto de Radioastronomía y Astrofísica, un referente latinoamericano en su especialidad.
La presencia de la UNAM en cada región tiene un propósito formativo
Estos polos de conocimiento no solo descentralizan la educación, sino que promueven el acceso equitativo y de calidad. De igual forma, las Escuelas Nacionales de Estudios Superiores (ENES) en León, Mérida y Morelia abren caminos en disciplinas como ingeniería biomédica, óptica, literatura intercultural y fisioterapia, entre otras. El objetivo es claro: formar profesionales con pertinencia regional y visión global.
Además de los campus en México, la UNAM mantiene sedes internacionales en Canadá, China, Costa Rica, España y Estados Unidos. Estas oficinas permiten difundir la cultura mexicana, fortalecer la movilidad estudiantil y fomentar la cooperación académica global.
En agosto de 2025, la Universidad confirmó el crecimiento de su infraestructura académica, reafirmando su compromiso con una educación transformadora. Esta expansión no es solo geográfica, es también simbólica: la universidad pública se convierte en un agente activo del desarrollo nacional, allí donde más se necesita.
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