La educación abre puertas que, marcan el curso de una vida desde sus primeros pasos. El informe Education at a Glance 2025 de la OCDE revela que tres de cada cuatro jóvenes cuyos padres cursaron estudios universitarios acceden también a la educación superior, mientras que esa tasa cae a solo el 30 % cuando los progenitores no completaron la ESO. Esta realidad muestra tanto un desafío como una oportunidad para impulsar políticas educativas más equitativas.
Educación superior como palanca de bienestar
Contar con estudios superiores impulsa el salario, la salud y la satisfacción personal de forma significativa. En España, las personas con educación terciaria ganan hasta un 76 % más que quienes solo completaron la ESO, y un 49 % más que aquellos con formación media. Asimismo, se observa que la proporción de quienes gozan de muy buena salud asciende al 51 % entre los más formados, frente al 29 % entre los de menor nivel educativo. El bienestar y la calidad de vida se fortalecen con oportunidades educativas reales y accesibles.
España supera en educación superior, aunque persisten desigualdades
El impulso hacia una sociedad más formada se refleja en el avance educativo de la juventud española. Más del 53 % de quienes tienen entre 25 y 34 años cuentan con estudios superiores, por encima de la media de la UE. Además, el acceso vía FP de grado superior representa el 39 % de quienes llegan a la educación superior entre los jóvenes de 15-19 años, muy por encima de los promedios de la OCDE y la UE. El sistema educativo muestra fortalezas, aunque aún convive con una elevada tasa de repetición en la ESO (7 % frente al 2,3 % en Europa) y una proporción persistente de jóvenes que ni estudian ni trabajan (17,6 %).
También hay señales esperanzadoras alrededor de la movilidad social. En España, un 30 % de jóvenes de origen socioeducativo bajo logran acceder a la educación superior, superando la media de la OCDE. Este dato ilumina el camino hacia una sociedad más igualitaria.
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Un reciente dato destaca que el gasto educativo en España alcanza el 4,5 % del PIB, mientras que el presupuesto estatal para enseñanza se ha duplicado desde 2018, reflejando un compromiso creciente con el futuro formativo de la sociedad.